lunes, 18 de octubre de 2010

El Príncipe y el Mendigo

Samuel Longhorne Clemens, mejor conocido como Mark Twain, escribió una historia del siglo XVI que contaba sobre las ceremonias de palacio, y como eran las costumbres y festividades del pueblo. Esta basada en dos personajes principales el cual también da nombre a su relato: El Príncipe y El Mendigo. La historia cuenta como al intercambiar sus vestiduras, comienza todo una experiencia de vida la cual los lleva a tener que demostrar, que pese a sus vestimentas, no son lo que aparentan ser, y que para recuperar sus vidas, han de hacer hasta lo imposible para volver a ser quienes son en realidad.

Me gusta esta historia porque a veces nosotros mismos estamos viviendo una vida de mendigos, cuando en realidad somos Príncipes o Princesas.

Y no es por las vestiduras, ni por las casas o autos que poseemos, sino porque somos hijos del Rey; somos hijos de Dios. Aunque en nuestras mentes hemos cambiado nuestras creencias de quienes somos en realidad, eso nunca va a hacer que dejemos de ser lo que en realidad somos.

Para poder ser un verdadero Príncipe o Princesa, debemos de creer y aceptar que lo somos, ser congruentes, y actuar como tales. No para manipular o gobernar a nadie mas, sino para vivir la vida que desde nuestro nacimiento fuimos destinados a vivir.

Da más quien más tiene.

Un Príncipe o Princesa da de su paz. Da de su amor. Da de su bondad. Da de su alegría. Da generosamente, incondicionalmente.

Quien se cree un mendigo vive como tal, porque no puede dar lo que no hay en su conciencia.

Piénsalo. ¿Quién eres tú? ¿Un Príncipe, o una Princesa? ¿O un mendigo?