jueves, 9 de junio de 2016

CORO

Lo que he ido aprendido en esta nueva experiencia.

En noviembre del año pasado una de mis Queridas Amigas me invitó a su casa un sábado a una pequeña reunión. A ella y a mí nos gusta mucho cantar (aunque yo no era muy entonada que digamos), y lo habíamos hecho en reuniones anteriores con el karaoke y otros amigos. Bueno, esa noche ya en su casa con su computadora, bocina y micrófonos encendidos nos pusimos a cantar.

Al cabo de un par de horas ella me dice que si me gusta cantar debería entrar al coro donde ella participa. Y mi cara fue de “¿en serio?”. ¿Dónde? ¡Yo quiero ir!

Para no hacer la historia tan larga, 4 días después ya estaba inscribiéndome en el grupo del coro.

Lo que he aprendido en estos meses ha sido tan enriquecedor para mi experiencia personal, para mi alma, que cada vez que asisto a la clase lo puedo considerar un tesoro antes descubierto, pero no valorado. Cuando comencé yo no sabía nada de notas musicales; solo las que algunos usamos en las redes sociales para indicar que estamos felizmente cantando.

Aprender que cada nota es diferente, y que en conjunto se crea música maravillosa que deleita a través de los oídos…

Que cuando nos sintonizamos se crea una armonía creadora que transforma y nos sitúa completamente en el presente…

Al descubrir tu tono, ya sea grave, agudo, medio o bajo, ya no hay esfuerzo porque todo sale naturalmente…

La potencia que emana desde el interior, y que quizás pocas veces había dejado salir…

Cada día sigo aprendiendo. Cada día voy descubriendo más profundamente y realmente quien yo soy, y los medios para hacerlo se van manifestando.

Agradecida a Dios, a mi Querida Amiga Thelmiz, a mis Maestros y compañeros no solo del coro sino de cada día, de cada momento, por lo compartido en esta maravillosa Vida, y por esto que estoy viviendo.