Lo que he ido aprendido en esta nueva experiencia.
En noviembre del año pasado una de mis Queridas Amigas
me invitó a su casa un sábado a una pequeña reunión. A ella y a mí nos gusta
mucho cantar (aunque yo no era muy entonada que digamos), y lo habíamos hecho
en reuniones anteriores con el karaoke y otros amigos. Bueno, esa noche ya en
su casa con su computadora, bocina y micrófonos encendidos nos pusimos a
cantar.
Al cabo de un par de horas ella me dice que si me gusta
cantar debería entrar al coro donde ella participa. Y mi cara fue de “¿en
serio?”. ¿Dónde? ¡Yo quiero ir!
Para no hacer la historia tan larga, 4 días después ya
estaba inscribiéndome en el grupo del coro.
Lo que he aprendido en estos meses ha sido tan
enriquecedor para mi experiencia personal, para mi alma, que cada vez que
asisto a la clase lo puedo considerar un tesoro antes descubierto, pero no valorado. Cuando
comencé yo no sabía nada de notas musicales; solo las que algunos usamos en las
redes sociales para indicar que estamos felizmente cantando.
Aprender que cada nota es diferente, y que en conjunto
se crea música maravillosa que deleita a través de los oídos…
Que cuando nos sintonizamos se crea una armonía creadora
que transforma y nos sitúa completamente en el presente…
Al descubrir tu tono, ya sea grave, agudo, medio o bajo,
ya no hay esfuerzo porque todo sale naturalmente…
La potencia que emana desde el interior, y que quizás pocas
veces había dejado salir…
Cada día sigo aprendiendo. Cada día voy descubriendo
más profundamente y realmente quien yo soy, y los medios para hacerlo se van
manifestando.
Agradecida a Dios, a mi Querida Amiga Thelmiz, a mis
Maestros y compañeros no solo del coro sino de cada día, de cada momento, por
lo compartido en esta maravillosa Vida, y por esto que estoy viviendo.