jueves, 23 de agosto de 2012

¡YO SOY FELIZ!

¡YO SOY FELIZ!
La Alegría es mi estado natural de ser.
Dentro de mi existe lo que es Perfecto y Completo, y eso es El Espíritu de Vida, Verdad y Acción.
Yo Soy feliz en el conocimiento cierto de esta Luz interior.
Yo no puedo estar triste ni apesadumbrado, estoy radiante de Gozo y Vida; porque La Vida Está dentro de mi ahora mismo.
¡YO SOY FELIZ!

miércoles, 22 de agosto de 2012

Esta bien no estar siempre bien

Llegó mi sobrina en la mañana y me dijo que le gusta mucho una canción de Jessie J, así que me di un momento para buscarla en la red. Y de esa canción que me había dicho, me llevo a otra que canta ella misma y que se titula "Quien tu eres" ("Who you are",su titulo original) .
Hay una linea que me llevo a la reflexión, y dice; "Esta bien no estar siempre bien".
Mmmmmmmmm...
Tiene razón, viéndolo desde cierto punto de vista.
¿De que otra manera nos damos cuenta de los sentimientos que hemos guardado en la memoria, en el alma, y que no nos sirven para ser felices, para crecer, para madurar, si no los experimentamos?
Cuando nos sentimos infelices o insatisfechos es porque sabemos que no estamos viviendo como deberíamos. Así que ese sentirnos tristes, enojados, frustrados, derrotados, es para que hagamos cambios en nuestra vida, y esos cambios nos lleven a caminar el camino que elegimos recorrer, solo que ahora de manera mas consciente.
Cada cosa no agradable que sucede en nuestras vidas no es un castigo, ni es porque no merezcamos amor: simplemente se presenta porque nosotros habíamos aceptado que no somos suficientemente buenos, o dignos de amor. Nosotros creamos eso, como un escenario donde se representa un drama teatral, para darnos cuenta que estamos pensando-sintiendo-creando-viviendo.
De nosotros depende aceptar las experiencias como un castigo, o como parte de nuestro aprendizaje. Aceptamos el regalo, o lo tomamos como agresión.
Depende de la consciencia de cada uno.

jueves, 16 de agosto de 2012

RIVIERA MAYA

Siempre me subo al avión con una gran emoción; como si fuera la primera vez.

Tengo la costumbre de tocar el avión antes de entrar a él, y en ese toque le dejo mi bendición y agradecimiento por ser una idea Divina puesta en acción para trasladarnos de un lugar a otro en poco tiempo.

¿Qué a dónde viajo esta vez?

El lugar elegido es importante, mas también el trayecto que se recorre para llegar ahí. Hay caminos que he recorrido una y otra vez, y siempre me maravillan y me alegran el alma. Hay caminos nuevos que quisiera que se grabaran como un tatuaje en mi corazón de tanto gozo que siento.

Dios, ¿cómo no amar esta vida llena de Bendiciones?

A dondequiera que mire hay belleza. A donde quiera que vaya hay gente amable. Abundancia por todos lados.

En este viaje de verano visitamos la zona arqueológica de Cobá, y si bien tenía alguna referencia que me había dado uno de mis hermanos, no hay nada como estar ahí uno mismo. Visitar esas construcciones de hace 1,500 años atrás, tocarlas, y hasta escalar algunas de ellas y ver la majestuosidad de la selva desde ahí es algo que hay que vivir. Caminar por sus senderos rodeados de tupida vegetación y alta humedad es algo que la piel y el alma siente.

Durante este viaje también entramos en un cenote. ¡Brrrrr, que agua tan fría!, y al mismo tiempo deliciosa. Un cenote es un ensanchamiento de una compleja red fluvial subterránea; se forman cuevas debido a la filtración del agua de lluvia, y cuando se derrumba el techo o cúpula de la cueva, algunos cenotes quedan expuestos al cielo abierto, dando paso a lugares bellísimos por sus formas y colores. Nunca había estado en un cenote, y debido a que no es del todo agradable a la sensibilidad de mi cuerpo el agua fría, dudo que vuelva a repetir la experiencia de entrar a sus aguas, más no por eso deje de visitarlos…aunque sea desde la orilla.

Quien no ha visitado la Riviera Maya les hago la invitación a que al menos lo hagan una vez, es casi una garantía de que al hacerlo regresarán: las variantes de color y temperatura de sus aguas, arena, lugares ancestrales y casi mágicos a lo largo de la Riviera relajan, enriquecen, enamoran. En una palabra, embelesan.

Que bendición a los sentidos, al alma, al corazón. Que infinito sentimiento de gratitud a Dios por todos y por todo.